LA RESIDENCIA
Angelita
tiene 80 años. Es viuda desde hace 2. Vive sola y tiene problemas de movilidad.
Por lo que desde hace unas semanas, de acuerdo con su
hija, ha decidido trasladarse a vivir a una residencia. Está contenta, se
siente bien cuidada, y ya no se siente sola. Por las mañanas, hace junto con
los demás usuarios, ejercicios con el fisioterapeuta. Y por la tarde, junto
con la monitora, hace sus primeros progresos como una incipiente pintora al
carboncillo.
Antonio
es soltero tiene 82 años. Era albañil, hasta
que todavía joven, tuvo un accidente en la obra donde trabajaba, y desde
entonces no camina bien, y necesita la ayuda de muletas para desplazarse. Vivía
con su hermana Aurelia de 84 años,
soltera como él. Ella siempre había sido modista, hasta que una artritis le
impidió seguir con su trabajo. Como ya se hacían mayores y no podían cuidarse por ellos mismos decidieron
trasladarse a la residencia.
A
Antonio lo que le gustaba, era jugar su partidita de dominó por la tarde. Y a Aurelia lo que estaba aprendiendo con la monitora, hacer
puzles grandes de animales o paisajes, y luego una vez pegadas las piezas una a
una, hacia cuadros que quedaban muy bonitos. Y de los que se sentía muy
orgullosa
Angelita
y Antonio , hacía unos días que se habían fijado el uno en la otra. En el
comedor se echaban miraditas furtivas, y tímidas sonrisas .si se sorprendían mirándose, se sonrojaban y
apartaban la mirada. El caso es que poco a poco iniciaron una bonita amistad, y
se hicieron inseparables. Iban agarrados de la mano a todas partes. Y se daban
besitos llenos de ternura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario